viernes, 7 de agosto de 2009

Civiles indefensos: autoridad

Esaú González
El ataque a las instalaciones de la Procuraduría de Justicia en el Estado de Guanajuato con sede en Irapuato por un grupo armado, dejó a un agente de la Policía Ministerial muerto, pero lo más preocupante una persona perdió la vida sin siquiera saber que había pasado.

El recrudecimiento del crimen organizado en México ha llegado a niveles insopechables y ha alcanzado el temor de una población carente de garantias y paz segura.

6 de Agosto del 2009.
"Me acababa de meter a cenar cuando se escucharon cuetes", dijo un vecino. "Después, comenzó a salir humo del Cereso y había policías en las calles que gritaban que no saliéramos".
Así narraba la gente que vivió de cerca el ataque a las instalaciones de Seguridad y Procuración de Justicia en Irapuato.
Eran las 20:20 horas, justo el momento en que decenas de colonos de Los Agaves y Valle de Las Flores se encontraban en las calles haciendo sus actividades normales.
Al fondo de la avenida principal La Flor, una patrulla de la Policía Preventiva, cerró el único acceso a estas dos colonias.
Aquí, se escuchaba que un uniformado tirado en el piso gritaba "quién eres, identifícate" al momento que descargaba su rifle R-15 contra los vidrios de una vivienda.
En ese momento los vecinos se dieron cuenta de lo que sucedía, no era una broma.
Los agarró a media calle
En tanto, explosiones de granadas y cientos de balazos se dejaron escuchar en la calle Teresa Vara, donde se encuentran las instalaciones de Tránsito y Policía Municipal, Ministerio Público, Policía Ministerial, Juzgados Penales, el Semefo y el Cereso.
"No alcancé a llegar a mi casa" decía un hombre, mientras se resguardaba en el cobertizo de una tienda de abarrotes, luego de que la Policía les diera la instrucción "métanse le van a dar un balazo".
En cuestión de segundos militares, ministeriales y municipales estaban en los techos de las casas, en las esquinas de las calles y en vehículos revisando minuciosamente cada centímetro.
Con rifles en mano, ametralladoras y pistolas decían "en fila, no se separen, estamos en la línea de los putazos", dijo el jefe de uno de los grupos que se llevó a un reportero custodiando para evitar que le ocurriera algo.
    

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