miércoles, 2 de diciembre de 2009

Vienen a Morir


Por Esaú González

Pénjamo, Guanajuato, México.


Patos en palos
Postrados en unos palos de bambú, dos patos que probablemente viajaron desde los Estados Unidos o Canadá a empollar, procrear y pasar el invierno fuera de aquellos países, ya no regresaran jamás.
Ellos están muertos, sus cuerpos han quedado en huesos y sólo algunas de sus plumas recubren lo que hace unos días fue su piel; sus cuerpos llenos de colores vivos se encuentran inmutados como pequeños “trofeos de la naturaleza”.
A su alrededor otras decenas de aves también han corrido con la misma suerte. A pesar de que casi no llovió una gran parte de este embalse alcanzó a recubrirse con una fina capa de agua en la que los “visitantes” han decidido fijar su casa por algunos meses, hasta marzo o abril.
La Haciendita resguarda parte de un habitad vivo con más de 20 mil aves acuáticas migratorias y a sus costados grandes silos para guardar semilla, una empresa procesadora de cárnicos, tierras de cultivo y la carretera que lleva de Pénjamo a Huanímaro.
El embalse ha subsistido por varios años al crecimiento poblacional y comercial, sin embargo desde hace casi una década que esta por desaparecer.
La falta de acciones inmediatas han generado que la historia de aves muertas generé un boletín de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente –Profepa-; el Instituto de Ecología o más simple una nota periodística sin que hasta el momento se defina una postura para su cuidado y proliferación.
En los aires existen algunas aguilillas, zopilotes y por tierra perros que esperan poder desollar todavía vivos a estas aves de colores azules, blancos, amarillos, de plumas café y picos alargados que sólo en la época de invierno, vienen a reproducirse y posteriormente se van.
Aquí es hermoso voltear la vista y observar a especies que difícilmente se pueden apreciar en un zoológico o en un programa de televisión, por el contrario su majestuosidad hacen pensar que siguen un rito de sobrevivencia generacional que de continuar de esta forma podría terminar.
El cerdo es dañino
Los agricultores se quejan de los desperdicios que llegan de una empacadora llamada "El Paraíso" al embalse y un drenaje que proviene de la cabecera municipal. Esta no es la primera vez que se presenta la muerte de aves en la localidad, en el año 2000 murieron según cifra de la Profepa, dos mil aves migratorias en este embalse.
A pesar de las recomendaciones anuales que hacen a los porcicultores de la zona o las campañas de limpieza, aún se siguen tirando desechos orgánicos a base de carne de cerdo en “La Haciendita”.
Un gran canal con toxinas paraliza la parte motriz de las aves y a pesar de que en las últimas ocasiones no se ha verificado el tipo de enfermedad, algunos veterinarios locales, dijeron que se trata de “botulismo aviar”.
Según ellos, el problema es que el agua esta mezclada con carne provocando la proliferación de bacterias que llevan "clostridium botulinum" que ocasiona que las aves no puedan moverse al grado de perder la movilidad de su cuerpo y a su vez la posibilidad de alimentarse.
“La Haciendita” es un claro ejemplo de la lucha entre la subsistencia de la flora y fauna para buscar un equilibrio con el ser humano a pesar de los constantes embates que sufre en su depredación.

¿Qué es el botulismo aviar?
El botulismo aviar es una forma de envenenamiento por alimentos, que las aves desarrollan al ingerir una toxina que paraliza la parte motriz, la cual es producida por "clostridium botulinum".
Esta es una bacteria que se localiza frecuentemente en los humedales de agua dulce y salobre, provocando que las aves que la consumen se debiliten tanto que no sean capaces de beber o deglutir alimentos por sí solas.
La toxina es ingerida cuando las aves se alimentan de invertebrados muertos o en el caso de cadáveres de vertebrados, cuando se ingieren las larvas de las moscas alimentadas de los tejidos en descomposición.
Posterior a la ingesta de la toxina, las aves migratorias, perecen a la espera de ser devoradas, pues la enfermedad hace que en menos de 48 horas, sin tratamiento, sus movimientos sean nulos.


Énfasis
La historia se repite…
En el año 2000 se registró la muerte de dos mil aves migratorias en la presa de La Haciendita en Pénjamo por botulismo aviar.
En los años siguientes también hubo muerte de aves con cantidades similares o menores.
En diciembre del año 2007, al menos murieron cien aves.