Pasaron los minutos de terror
Aún faltaban cuatro horas para que se escucharan las doce campanadas en la Parroquía de Nuestra Señora de la Luz, cuando en el panteón municipal de Abasolo, los minutos corrían muy lento.
La hora había llegado, pues siete cortometrajes de terror que habían resultado como finalistas, dentro de un concurso de cortometrajes, iban a proyectarse frente a la capilla principal de este cementerio con más de trescientos años de historia.
Uno de los más interesados y preocupados hasta ese momento parecía el Director de la Casa de la Cultura, Francisco Crespo, pues la placa que iba a ser entregada a la familia del cineasta, Luis “El Gordo” Guevara, en su homenaje póstumo no había llegado.
Entre los finalistas se iban a exponer los trabajos de Hiram Gesse, de Moroleón, Rober Moncada de Celaya, con los “cholos mutantes” e inocente travesura de cineastas originarios de La Piedad, entre otros.
Entre tumbas, figuras de ángeles, crucifijos, personas vestidas con trajes acordes al “terror”, los asistentes de Guanajuato, Michoacán y México, observaron cada uno de estos trabajos elaborados a través del séptimo arte, con técnicas muy avanzadas en materia de edición e imagen.
Al finalizar la proyección, algunas personas, señalaban “no entendí el corto, ¿cómo que esta mal, que unas mujeres se besen? ¿Debería haber sido con más terror, eso no da miedo?”, mientras que para los organizadores había sido un éxito.
Es decir aparentemente se habían cubierto las expectativas de proyección y convocatoria al panteón, sin embargo el terror que algunos pudieran haber sentido, quedó de otro ángulo, dado que de forma probable, “el terror ha sobrepasado la imaginativa a la que estaba expuesta la población, con hechos cotidianos que se vuelven reales”.
La hora había llegado, pues siete cortometrajes de terror que habían resultado como finalistas, dentro de un concurso de cortometrajes, iban a proyectarse frente a la capilla principal de este cementerio con más de trescientos años de historia.
Uno de los más interesados y preocupados hasta ese momento parecía el Director de la Casa de la Cultura, Francisco Crespo, pues la placa que iba a ser entregada a la familia del cineasta, Luis “El Gordo” Guevara, en su homenaje póstumo no había llegado.
Entre los finalistas se iban a exponer los trabajos de Hiram Gesse, de Moroleón, Rober Moncada de Celaya, con los “cholos mutantes” e inocente travesura de cineastas originarios de La Piedad, entre otros.
Entre tumbas, figuras de ángeles, crucifijos, personas vestidas con trajes acordes al “terror”, los asistentes de Guanajuato, Michoacán y México, observaron cada uno de estos trabajos elaborados a través del séptimo arte, con técnicas muy avanzadas en materia de edición e imagen.
Al finalizar la proyección, algunas personas, señalaban “no entendí el corto, ¿cómo que esta mal, que unas mujeres se besen? ¿Debería haber sido con más terror, eso no da miedo?”, mientras que para los organizadores había sido un éxito.
Es decir aparentemente se habían cubierto las expectativas de proyección y convocatoria al panteón, sin embargo el terror que algunos pudieran haber sentido, quedó de otro ángulo, dado que de forma probable, “el terror ha sobrepasado la imaginativa a la que estaba expuesta la población, con hechos cotidianos que se vuelven reales”.
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